martes, julio 20, 2010

El día en que quise quemar el cuaderno...

Hubo un momento en el que todo se volvió difuso. Desaparecieron los ojos, la boca y la voz. No mas persona, no cuerpo. Solo una sensación centrifuga. Un clima extraño arrimado por la brisa a la salida del cine. O por un disco robado.

Hoy volvió a formarse, enfrente mío, como un reflejo de agua. Ahí está, aparecida, en un brillo inasible que me emborracha. Está ahí, dándole vida al lápiz, señal inequívoca de que alguna parte mía aun le pertenece.
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