martes, agosto 08, 2006

Strings

Y ahí estaba. El gran titiritero, doblegado: Ahora el era la marioneta.
Con la autoestima hecha un bollito en un bolsillo, añorando la fortaleza que ella había pulverizado con una mirada. Se dejo caer en sus manos y deseó que las cerrara fuerte...

Para que no lo dejara ir nunca o para que terminara de romperlo…

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