Una ventana prestada…
Mi barba cansada inundando el añejo sillón… En la mesa, papeles y seis lápices sin punta. Un perro desvencijado, una heladera con hambre y cuadros que ya no me sirven… Una pared hecha de libros y detrás, el mundo…
Antepasado de nadie, rezo las noches con tinta… Ruego a diario al nebuloso Dios que sea esa mi última página…
Ya vuelto del sueño, respiro aire joven y tiemblo. No es la escena lo que espanta. Es el tiempo.
2 comentarios:
A veces uno quiere que sea la última página, pero que bueno es respirar aire joven una vez mas... y temblar... es sentirse vivo.
Saluditos =)
A veces uno sueña con la última, pero ansía escribir la primera. Lo de respirar no se lo discuto, es placentero y hasta indispensable :)
Gracias por pasar... y por quedarse un ratito...
Saludos y abrazo a ud...
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