viernes, septiembre 05, 2008

Eso...

Sentada de cuclillas en la cama, ella lo miró largamente, le recorrió el cuerpo desnudo de la cabeza a los pies, como estudiándole las pecas y los poros, y dijo:

-Lo único que te cambiaría es el domicilio.

Y desde entonces vivieron juntos, fueron juntos, y se divertían peleando por el diario a la hora del desayuno, y cocinaban inventando y dormían anudados.

Ahora este hombre, mutilado de ella, quisiera recordarla como era. Como era cualquiera de las que ella era, cada una con su propia gracia y poderío, porque esa mujer tenía la asombrosa costumbre de nacer con frecuencia.

Pero no. La memoria se niega. La memoria no quiere devolverle nada más que ese cuerpo helado donde ella no estaba, ese cuerpo vacío de las muchas mujeres que fue.

Reescrito ayer por Eduardo Galeano...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bello y triste.. Me ilusionaste co el anterior.. pensé la tristeza se había alejado por un tiempo.. Siempre es un placer leerte. Beso enorme, señor alto y amigable :).

P.M.E. dijo...

Nonono Clau, no es tristeza lo que trajo a este pedacito de Galeano de vuelta...

En realidad, alguien me hizo pensar en eso de "Lo unico que te cambiaria es el domicilio". Y, con esa frase, recorde la primera parte (hasta el "dormian anudados")...

Cuando vine a contarlo aca, me parecio que yo no era quien para tijeretear a don Eduardo. Y me parecio tambien que este texto entero valia mas la pena que mi pequeño relato...

Eso... :)

Gracis por pasar. Besos a ud...

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