Con f de fuegolento

Te vi esa mañana, en un rincón, y no deje de seguirte a los saltos
Como un conejo.
Te metiste en mi cama a pesar del calor y la ropa amontonada. Y cogimos
Como conejos.
Cocinaste con miel y pimientas. Y jengibre. Comí sin poder saciarme
Como un conejo.
Dormí acariciado en tus piernas. Juraste que nunca sería tu mascota
Un conejo.
Adivino en tus ojos un brillo asesino. Lo se. Vas a hacer de mi escabeche
De conejo.

Tizas

Se cuela por una hendija su luz y le da calor a la pálida rutina por la que avanzan los días. Tienen un inconfundible gusto a almendra sus ojos. Los convida con sutileza. Y sonríe. Sabe que voy a explotar en algún momento de tanto esconderle el aire a los suspiros. Llega y pinta vírgenes paisajes a pesar del ajado lienzo. Me llena de color con sus dedos. Y sonríe.

Se va flotando, eterna promesa. Deja un reflejo de la guarda. Hasta la vuelta.

Lever Pulled

Sin que lo invitara volvió: el domingo de resaca espiritual. Ese que no molesta en el estomago o en la cabeza, si no en el pecho. Vino esta vez escondido en una cartera roja, una que nunca había venido, y amaneció paradito al lado de mi cama.

Me ceba mates este domingo revuelto, mientras yo repaso sus ojos infinitos y armo maquetas de nuestro primer beso de mañana.

No aprendo mas.

Hey!

Tengo que decírtelo ahora, urgente. Apenas llego, todavía chorrea la remera, pero tiene que ser ahora. Antes de que se me escape la distorsión de la cabeza. O antes de que se diluyan las endorfinas y vuelva a pensar. No voy a dejar que haga efecto el Diclofenac, tengo que decírtelo con el dolor mordiéndome las piernas:

La la love you

13

Aunque literalmente pueda leerte un costado y ese barco sea la fantasía que habito.
Aunque la tristeza rompa la barrera de tus ojos y sea aterrador grito nuestro silencio.
Aunque mi cuerpo rece a tus cuarenta kilos y no haya espacio que no te reclame.

Será imposible que te rescate del sueño. No importará cuanto tiempo y tinta emplee.

Purify the colors

Hay un tipo, en Nueva York, que rasga una guitarra y canta arriba de mil luces.
Estamos nosotros, 9.000 kilómetros para este lado, atrapados por ese coro imposible.
Explota un violín y, mientras rueda una copa, gritamos a la par el estribillo.

Nos exorcizamos bailando al calor del monitor.
Sus brazos, mis piernas, su pelo y mi boca.
La música sube como hormigas
Nieva en el Garden y ella me abraza

El show pasa lejos, pero acá.

Creo que nunca va a saber cuantas páginas me regaló esta noche.

Pasaje Tasso

El piso está frío. Si sigue fumando, los fantasmas que escupe el parlante serán reales.
En la mesita se amontonan una pipa sin uso y algunos libros descuidados.
Cada roce de su mano hace desaparecer a una persona de la habitación; el humo los envuelve, los devora y los desintegra con un elegante movimiento.
Solos los dos, se pierde para siempre tratando de adivinar que esconde ese mechón que cubre su mitad izquierda.

Mañana va a doler.

El día en que quise quemar el cuaderno...

Hubo un momento en el que todo se volvió difuso. Desaparecieron los ojos, la boca y la voz. No mas persona, no cuerpo. Solo una sensación centrifuga. Un clima extraño arrimado por la brisa a la salida del cine. O por un disco robado.

Hoy volvió a formarse, enfrente mío, como un reflejo de agua. Ahí está, aparecida, en un brillo inasible que me emborracha. Está ahí, dándole vida al lápiz, señal inequívoca de que alguna parte mía aun le pertenece.

13/6

Es domingo. Cuando la casa se vacía y aun resuenan el eco de la euforia y las cornetas, se me cae el almanaque encima.
Golpea por que se le voló la mitad de Junio, por que en un parpadeo será Julio y Julio es esa semana distinta.
No importa cuan cálidos sean los abrazos nuevos, en esa semana ninguno se le parece. No habrá gambeta ni bandera en la que refugiarse por que hasta el Mundial se acuerda de ella.
Se acerca, inexorable, esa semana en la que crece el hueco en mi costado izquierdo… y se llena de su “apenas”.

E

Después del beso y las lágrimas, me preguntaste quien de los dos se fue primero. Es tan transparente tu mirada mojada, tan real, que solo atine a encogerme de hombros al compás de un suspiro. Hiciste una mueca parecida a una sonrisa, me secaste la mejilla y te fuiste caminando rápido.

Yo me quede ahí, viendo como te devoraba la esquina, mordiéndome la cobardía por dentro.

Hubiese querido decirte que nadie se fue antes, que en realidad yo nunca estuve. Pero no pude. Hoy con la lluvia se siente más el peso.

Del insomnio...

Después de la trigésima vuelta, abandono, me rindo y prendo la televisión.

El arranque de la primera ronda de zapping es con un ojo solo, el otro se ira abriendo con el correr de los canales. Por un momento pienso que quizás seria interesante buscar el sueño contando las señales como si fuesen ovejas. Pero enseguida noto que estoy demasiado despierto para creer efectiva semejante estupidez.

Sigo entonces con el frenesí cambiario(?), hasta que el resplandor de un sol que no es de este continente me detiene. El brillo se refleja en los enormes cristales de unas gafas con aire sesentoso. Unos centímetros por debajo, la sonrisa mas hermosa jamás televisada, la de Ella, la de Narda.

Aunque a nadie le interese, amo a Narda Lepes.

Ella me saluda desde Mykonos (o por ahí) mientras saborea extasiada un plato lleno de hojas al que yo ignoraría incluso después de ayunar como Siddharta Gautama. Así de lejos estamos. Ella en Grecia comiendo pasto, yo en Palermo tratando de encontrar la sabana. Igual la amo.

Me distraigo fabulando tonterías, hasta que noto que hay comerciales e instintivamente hago lo que todo mundo: huyo despavorido. Pongo a girar otra vez la ruleta de canales y ahí, de golpe, aparece ella.

En una cocina también, pero distinta. Pretenden estar en NY y a Ella, Sofía, se le arrima el pelotudo de Andy García (que simula amasar algo que ni debe sospechar como carajo se escribe y mucho menos, a que sabe).

Sinceramente, no importa que ella actúe pésimo. Es hermosa y tengo desde acá la ventaja de saber que tendrá revancha dirigiendo una de las películas mas abrazables de la década.

Aunque a nadie le interese, amo también a Sofía Coppola.