Hay un tipo, en Nueva York, que rasga una guitarra y canta arriba de mil luces.
Estamos nosotros, 9.000 kilómetros para este lado, atrapados por ese coro imposible.
Explota un violín y, mientras rueda una copa, gritamos a la par el estribillo.
Nos exorcizamos bailando al calor del monitor.
Sus brazos, mis piernas, su pelo y mi boca.
La música sube como hormigas
Nieva en el Garden y ella me abraza
El show pasa lejos, pero acá.
Creo que nunca va a saber cuantas páginas me regaló esta noche.
viernes, agosto 06, 2010
martes, agosto 03, 2010
Pasaje Tasso
El piso está frío. Si sigue fumando, los fantasmas que escupe el parlante serán reales.
En la mesita se amontonan una pipa sin uso y algunos libros descuidados.
Cada roce de su mano hace desaparecer a una persona de la habitación; el humo los envuelve, los devora y los desintegra con un elegante movimiento.
Solos los dos, se pierde para siempre tratando de adivinar que esconde ese mechón que cubre su mitad izquierda.
Mañana va a doler.
En la mesita se amontonan una pipa sin uso y algunos libros descuidados.
Cada roce de su mano hace desaparecer a una persona de la habitación; el humo los envuelve, los devora y los desintegra con un elegante movimiento.
Solos los dos, se pierde para siempre tratando de adivinar que esconde ese mechón que cubre su mitad izquierda.
Mañana va a doler.
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