Se cuela por una hendija su luz y le da calor a la pálida rutina por la que avanzan los días. Tienen un inconfundible gusto a almendra sus ojos. Los convida con sutileza. Y sonríe. Sabe que voy a explotar en algún momento de tanto esconderle el aire a los suspiros. Llega y pinta vírgenes paisajes a pesar del ajado lienzo. Me llena de color con sus dedos. Y sonríe.
Se va flotando, eterna promesa. Deja un reflejo de la guarda. Hasta la vuelta.
1 comentario:
Dejar una propaganda en el link de comentarios es inteligente, saludos
Publicar un comentario