Anoche fui al cine y me paso una cosa fantástica. Algo que hacia mucho que no me pasaba. Les cuento (Si hasta acá no los atrapo, tienen permiso para irse. Juro que no habrá rencor):
Andaba con ganas de escaparle a la tortura televisiva de las 22 hs y no encontré mejor opción que enfilar hacia los cines del Abasto. Una vez ahí, me decidí por “Charlie y la fabrica de Chocolates”. No se si lo que me sedujo fue el elenco (Juancito Profundo y Elena Bonham Carter), la dirección de Tim Burton o que por fin traducen el nombre de una película de una manera decente. No se cual fue el motivo (Creo que el tercero), el caso es que fui a verla.
Debo admitir que entré a la sala con algunos prejuicios; en todos lados decía que era una película “Para chicos”. Pero a los 10 minutos despeje mis dudas: No es una película “Para chicos” es una película para “hacerte sentir un chico”. Si sos un niño (bien por vos), esto no tiene nada de especial. Pero para mí que ya tengo 24, esa experiencia es fabulosa! Tal es la magia que contagia la peli que volví a tener 6 años. Les juro que me miraba los pies y tenia la sensación de no llegar al suelo!
No es mi intención criticar la película, para eso hay gente que estudio mucho más que yo. Tampoco se si es mejor o peor que la versión original (Mis respetos Sr. Gene Wilder). Solo me atrevo a decirles que no se priven de esa sensación maravillosa.
Ahhh si se cruzan con Mr. Burton, denle un abrazo y agradézcanle de mi parte. Díganle que sus Oompa Loompa hacen magia de verdad. Y que quiero uno para que me de una mano con este blog. Cacao sobra….
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