El piso está frío. Si sigue fumando, los fantasmas que escupe el parlante serán reales.
En la mesita se amontonan una pipa sin uso y algunos libros descuidados.
Cada roce de su mano hace desaparecer a una persona de la habitación; el humo los envuelve, los devora y los desintegra con un elegante movimiento.
Solos los dos, se pierde para siempre tratando de adivinar que esconde ese mechón que cubre su mitad izquierda.
Mañana va a doler.
1 comentario:
Me gustó. Nos leemos :)
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